En un barrio histórico y semi-peatonal del municipio de Alella situado en una ladera se propone una continuidad material con la imagen y materialidad urbana del centro, potenciando y embelleciendo el carácter doméstico y tradicional del barrio. Una de las premisas del concurso era un coste de ejecución ajustado, al cuál se responde con una diferenciación en el pavimento según el tipo de uso: en las calles con tráfico se colocan unas franjas de adoquín granítico siguiendo el trazado de las instalaciones para facilitar su renovación a la vez que dignifican los accesos de las viviendas, el interior se rellena con hormigón desactivado por su bajo coste y durabilidad, en las calles estrictamente peatonales se coloca ladrillo a sardinel, siguiendo el carácter de las escaleras existentes. Con estos elementos y la inclusión de vegetación autóctona y espacios drenantes se genera una nueva identidad paisajística que pose en valor el patrimonio y mejora las condiciones ambientales, el ciclo del agua, la biodiversidad y ayuda a mitigar los efectos del cambio climático.