Sobre un antiguo restaurante mini-golf, construido por el arquitecto del GATCPAC Josep González en los años 60 y maltratado por los posteriores dueños, se plantea un cambio de uso para reconvertir la finca como centro investigación y educación ambiental, un lugar de referencia para científicos que tomen muestreos en la isla y donde compartir el conocimiento natural con la ciudadanía gracias a su situación rodeada de cultivos y bosques, cerca del núcleo de Portinatx y a 10 minutos andando de la Cala Xuclà. Las edificaciones existentes se adecuan recuperando el carácter original del movimiento moderno, un estilo racionalista que se nutre de las lógicas constructivas tradicionales de la isla, los jardines se limpian de plantas invasoras y exóticas y se convierten en refugios de fauna autóctona por donde realizar recorridos educativos que explican los diferentes sistemas ecológicos del entorno: desde la estepa hasta los densos bosques de sabinas y pino piñonero.